Por Kike Alvarez:La banalidad de la música actual: entre el arte y la decadencia cultural

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Decía el refrán: “Todo tiempo pasado fue mejor”. En la música popular actual, esta frase tiene un eco especialmente nostálgico. En un mundo donde la superficialidad y el contenido trivial dominan, parece que el talento y la autenticidad han sido sustituidos por el mero espectáculo. En géneros como el reggaetón y el trap, particularmente en países como la República Dominicana, la calidad ha dado paso a un fenómeno que muchos consideran una decadencia cultural.
De los Clásicos al Contenido Viral: ¿Qué se ha perdido en el camino?

Si volvemos la mirada a décadas pasadas, vemos que la música era más que simple entretenimiento; era un reflejo de la historia, una muestra de identidad y un motivo de orgullo. Desde los años 60 hasta los 90, figuras como Wilfrido Vargas, Cuco Valoy, Johnny Ventura y Sergio Vargas consolidaron el merengue y la salsa como géneros que no solo movían los pies, sino también las emociones. Sus letras narraban historias, conectaban con el oyente, y sus ritmos eran ricos en complejidad y en creatividad.

En cambio, hoy la popularidad en la música parece más ligada a la controversia que al contenido. Artistas como Yailin “La Más Viral” logran una fama increíble, pero no a través de su habilidad musical o por su destreza en el baile. Su éxito, en gran medida, depende del impacto en redes sociales y de una imagen cuidadosamente construida para el escándalo, con poca o ninguna conexión con el arte de crear música. En lugar de letras profundas, encontramos palabras repetitivas y mensajes vacíos que se centran más en la ostentación que en la expresión.

Los Grandes Cambios de la Industria: Del Talento al Algoritmo.
Antes, el camino al éxito era largo y exigente. Los artistas se preparaban, dedicaban años a perfeccionar su habilidad y ganaban el reconocimiento a través de una combinación de disciplina y talento. La calidad del trabajo hablaba por sí misma. Hoy, sin embargo, el talento parece haberse convertido en algo opcional. La música urbana y el reguetón actuales demuestran que, en muchos casos, basta con captar la atención durante unos segundos para ganar seguidores. Los algoritmos de redes sociales y plataformas como Facebook e Instagram impulsan a los “artistas” no necesariamente porque tengan una obra significativa que ofrecer, sino porque saben cómo mantener al público entretenido, aunque sea de manera superficial.

Este cambio en la industria es lo que ha permitido que exponentes de bajo calibre acaparen la atención. Yailin, con escasa habilidad para el canto o el baile, puede competir con los grandes de antaño simplemente porque su imagen es «viralizable». La fama en redes sociales ha convertido la calidad en un elemento secundario, y lo que cuenta es el número de seguidores o de “likes”.

El Impacto en la Juventud y la Pérdida de Referentes
Este tipo de música superficial no solo afecta a la industria; también está moldeando la percepción de la música en las nuevas generaciones. Años atrás, los jóvenes podían encontrar en la música un refugio, una guía o una inspiración. Hoy, la banalización del contenido musical deja a muchos jóvenes sin referentes artísticos sólidos, con figuras que promueven la ostentación, el hedonismo y la inmediatez en lugar de valores artísticos y culturales profundos.

Esta falta de criterio musical puede llegar a afectar incluso el desarrollo de un oído crítico. Antes, cualquiera que escuchara merengue, salsa, o incluso baladas de antaño, podía identificar la calidad de una canción, la profundidad de sus letras y el talento de su intérprete. En cambio, hoy, la línea que separa lo artístico de lo trivial se ha vuelto difusa, y los jóvenes carecen de los elementos necesarios para distinguir la música de calidad de lo que muchos llaman “basur…

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